sábado, 3 de enero de 2009

Centenariomanía y nostalgias varias

En los departamentos de cultura de cualquier institución pública del mundo (escribo departamentos, cultura e institución en minúscula a propósito) impera la máxima de celebrar centenarios a diestro y siniestro. Cuantos más, mejor. No importa si la cantidad se valora más que la calidad. La cuestión es encontrar ancestros ilustres para nutrir a los pueblos con la ración anual de conocimiento patrio.
Cada país desempolvará sus viejas glorias culturales y dedicará el año a recordar lo ingeniosos e ingenuos que eran los lugareños hace la tira de años.
2009 nos trae efemérides gordas.
Hace 500 años nació Calvino. En consecuencia, se monta el año internacional calvinista y los protestantes reformistas montan un fiestón.
Hace 400 años que Galileo empezó a medir estrellas con su telescopio y zas! aquí tenemos el año internacional de la astronomía.
Aunque a mí, el que más me mola es el 200 aniversario del nacimiento de Darwin.
Más que nada por la controversia que se va a armar. Con lo delicado que es el tema del origen de las especies. Los creacionistas recalcitrantes, aunque no quieran, tendrán diversión extra este año. Cada vez hay más peña que prefiere la versión del pedo cósmico a la versión de la costilla. Aunque las dos teorías sean flipantes por igual.
También es flipante que los departamentos de cultura públicos del mundo dediquen más presupuesto para eventos nostálgicos que para apoyar iniciativas creativas de índole futurista.
Por muy bonitas que sean las pinturas añejas, el cine mudo y los daguerrotipos.

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